
Candela fue recogida a principios de 2018 en Panxón, donde parece que había sido atacada por un perro hacía dos años que la dejó sin un ojito.
En el antiguo refugio parecía estresada con tantos gatos o encerrada, daba vueltas haciendo un recorrido fijo cuando no había gente en el jaulón. No estaba bien y nuestra pequeña fue de una de las que más agradecieron el cambio al nuevo refugio. Desde el primer momento, pasó de estar siempre escondida cuando había humanos cerca, a ser la primera en aparecer cuando llegaba el momento de abrir la puerta al patio.
Candela es una gata miedosa que escapa si intentamos acercarnos a ella, sin embargo creemos que con tiempo y paciencia, fuera del refugio sería cariñosa y melosa.